"Recordant els antics tripulants del 1954 em vaig adonar que les llàgrimes són salades com l'aïgua del mar"
Vicenç Soler (tripulante del bote salvavidas de Calafell)
Hay símbolos que reflejan la identidad de un pueblo. El símbolo de la playa de Calafell es la embarcación Francisco Gorostidi.
Con el tiempo, otros medios más modernos de salvamento, convirtieron al bot salvavides en un objeto simbólico. En 1954, al finalizar una regata en Sitges, el patrón Ramon Ortoll, más conocido como el "Monis", ordenó a los marineros voltear el bote para sorpresa de los espectadores. El bote es tan perfecto y tan armónico que la tripulación se puede permitir volcarlo expresamente para que en pocos momentos vuelva a su posición original. Desde entonces el bote se utilizó para hacer exhibiciones. Los tripulantes remaban unos cientos de metros y luego le daban varias vueltas completas a la nave. Sin embargo, durante un largo periodo de tiempo Calafell cedió el bote a Tarragona para formar parte de un museo marítimo que jamás llegó a existir. Hasta que, hace veinticinco años, el bote volvió a formar parte del paisaje de Calafell.
Anoche tuve el privilegio de ser uno de los invitados a una de las cenas de celebración de 25 aniversario de la vuelta del bot salvavides a la playa de Calafell. El grupo Moixines capitaneado por Jacob Balaguer cocinó para los miembros de la actual tripulación y para un grupo de invitados un variado y suculento menú de pescado. El ágape y la compañía fueron excelentes. Sin embargo, lo que más me fascinó fue pasar unas horas con el bot y sus gentes y con lo que representan. El bot representa vivir y estar orgullosos de nuestra comunidad. El bot representa que juntos somos capaces de darle la vuelta a cualquier temporal que nos aceche. El bot representa que juntos somos más fuertes. ¡Jamás claudiquen, popets!
No hay comentarios:
Publicar un comentario