"En el fondo los problemas son regalos"
Xesco Espar
El pasado viernes 23 de septiembre compartí en Zaragoza, durante cinco intensas horas, ante más de cien inmobiliarios de la propia capital aragonesa, pero también de Segovia, de Tudela, de Pamplona, de Lérida, de Reus, de Jaca, de Binefar, de Ejea de los Caballeros, de Burlada, de Benalmádena, de Granada, de Teruel, de Huesca y seguro que de alguna ciudad más (perdonarme los olvidos), todos los secretos de mi método de trabajo en el taller que denomino El poder de la exclusiva.
El poder de la exclusiva no es una forma radical de trabajar; el poder de la exclusiva es una forma radical de ver, de vivir y de entender un oficio en el que el cliente es el centro.
Y, por eso, en la matinal zaragozana insistí ante mis colegas que se olviden de los ladrillos y que se centren en las personas. Porque entender de verdad las emociones y las motivaciones que mueven a la gente a vender una casa, convierte al inmobiliario que tiene experiencia, conocimientos, equipos, herramientas y ganas de comprometerse; -como decía- convierte al inmobiliario en un poderoso aliado de los vendedores. Ese es el poder de la exclusiva, y no otro.
A la vuelta de Zaragoza, leo en un foro de inmobiliarios de Facebook una crítica porque uno de mis clientes se ha puesto en la piel un sello, que simula un tatu, del poder de la exclusiva. No me molesta la critica porque sé que forma parte del juego de hacer y decir cosas arriesgadas cuando uno piensa que lo normal está sobrevalorado.
Para los que no me conocen, transcribo la definición del poder la exclusiva:
Para los que no me conocen, transcribo la definición del poder la exclusiva:
El poder de la exclusiva no solo es trabajar en exclusiva, no es firmar contratos, no es introducir datos en un software. El poder de la exclusiva es amar una profesión, es vivirla cada día con pasión e intensidad y es hacer cosas extraordinarias por nuestros clientes y nuestras comunidades.Y doy las gracias a todos los inmobiliarios que me acogieron con atención, con cariño y con respeto en Zaragoza. Y mientras, pienso, más vale que hablen de uno, aunque sea bien. ¿O era al revés? :)
¡Eso es el poder de la exclusiva!