Estoy absolutamente emocionado. El sábado por la tarde-noche participé en mi tierra, Calafell, en la carrera de 10.000 metros "3ª pujada al Castell" y la experiencia fue, para mí, única y enriquecedora. Más de 90 corredores y corredoras pudimos disfrutar de un recorrido muy bien planificado por mis inspiradores deportivos Toni Duart y Alessia Bertolino y de un público magnífico que nos llevó en volandas desde la salida hasta la meta.
Compartí el calentamiento a partir de las 19,45 h. con el atleta (curtido en mil batallas) Joan Borràs, mi cuñado, y pude disfrutar de su sabiduría deportiva y humana. A las 20,45 h. se dio el pistoletazo de salida desde la Plaza del Mil.leni en dirección al Puerto deportivo de Segur de Calafell. Al final de Segur, dimos media vuelta y volvimos por el paseo en dirección a Calafell Playa. Como se podrán imaginar, un sábado de mediados de julio el paseo calafellense estaba a rebosar y pudimos disfrutar de 6 Km. animados constantemente por un público ejemplar y entregado. Uno de los momentos más emotivos y mágicos se produjo a mi paso por el paseo a la altura de la calle del Carme en donde me esperaban un nutrido grupo de amigos, La Peña del Neptuno, cómo no. Ver a todos los niños de mis colegas con globos y oir sus gritos me hizo temblar las piernas y tuve que hacer un esfuezo extra para poder continuar corriendo (y casi llorando). Llegados a la calle Sant Pere enfilamos la parte más dura de la prueba subiendo todo el Paseo de la Unió y continuando por la carretera de El Vendrell hasta la Urbanización Masia de la Font. A partir de allí un rompepiernas con constantes subidas y bajadas, calles Jesús-Marquès-Principal, nos llevó a la recta (subida) final al Castillo, donde se hallaba el arco de meta.

El esfuerzo mereció la pena. Llegar anocheciendo y exhausto al Castillo medieval de Calafell y poder ver la panorámica que se ofrece desde lo alto de todo el municipio y del Mar Mediterráneo es algo que no tiene precio. Correr es algo tan primitivo, tan simple y saludable y tan económico (con unas zapatillas basta) que te hace reflexionar sobre la innecesidad de tantas y tantas cosas que creemos necesitar para ser felices.
*P.D.: fotos gentileza de mi hermana Anna Verge, quien junto al resto de la familia me animó durante la prueba, y de Antonio Poch, gerente del excelente restaurante "El Peixet" de la calle del Carme de la Playa de Calafell.