"Cuando termines los deberes, tienes libertad"
Mi madre
Un 50% del trabajo de un agente inmobiliario es generar una fuente continua de contactos (leads, les llaman en los EEUU) de personas que quieran vender o comprar en nuestro territorio. El otro 50% es transformarlos en clientes, en operaciones y -very important- en futuras recomendaciones.
Esta mañana me llaman los Sres. L. para decirme que quieren vender su apartamento de Calafell. Como siempre mi primera pregunta es cómo me han conocido. Les ha recomendado que hablen conmigo mi cliente fiel R. Me cuentan por teléfono que ya están mayores, que se sienten de Calafell porque veranean en el pueblo desde 1941 -casi ná- pero que ya casi no usan el apartamento y han decidido venderlo. Luego me piden si me podría acercar a verlo y a decirles qué es lo que tenemos que hacer para venderlo. Lo primero es lo primero, le escuché decir a Covey.
Dejo las tareas que tengo entre manos y me dirijo al piso de la familia L. Charlamos amigablemente sobre el Calafell antiguo y sobre las famillias del lugar. Un tema que me apasiona y que a ellos les emociona. Luego echo un vistazo al piso y nos sentamos en el sofá. Les cuento lo que vale y lo que puedo hacer para ayudarles. Sacan la escritura y me dicen que tome los datos que necesite. Les digo que, si les parece bien, me acerco a immoban a hacer una copia y a preparar el contrato y que, en veinte minutos, estaré de vuelta. Que, mientras, pueden prepararme un juego de llaves.
A la vuelta tengo las llaves en la mesa. Firmamos el contrato y de regreso a immoban llamo por teléfono a R. para darle las gracias por heberme recomendado y para decirle que cuando esté por Calafell me pase a ver para tomar un café y charlar de su afición por el mar.
Resumido así parece una captación fácil. Nada más lejos de la realidad. Detrás de cada recomendación hay veinte años de trabajo. Quizás también me estoy haciendo mayor.