sábado, 10 de marzo de 2018

SI PARPADEAS, TE LO PIERDES

"Muchas gente pequeña, en lugares pequeños, 

haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo"

Eduardo Galeano


Durante meses soñé que #AIC18 saldría bien. Había mucho trabajo detrás, muchas ilusiones, cientos de conversaciones y un sinfín de neuronas estrujadas.

¡Y salió bien!

Creo que salió bien. Las opiniones de los asistentes en directo y en las redes sociales. Las felicitaciones de mis vecinos de Calafell. La satisfacción de los conferenciantes. Todo parece indicar que salió bien.

Y no era fácil. Porque el Evento Inmobiliario de Calafell no es fácil. Es un experimento anual, es una caja de resonancia que solo sabes cómo sonará cuando suena. Es una jornada intensa, doce horas sin parar, doce horas sin rellenos, sin pausas publicitarias, sin largos descansos, sin premios, sin recetas sencillas, sin dar nada comido, con un aprendizaje que viene dado desde la transversalidad y que exige al oyente un esfuerzo y una atención sin límites. O, como dice mi amigo Antonio Camacho, en #AIC18: Si parpadeas, te lo pierdes.

#AIC18 creo que salió bien gracias a la sabiduría y al tono didáctico del escritor Francisco Alcaide, gracias a la pasión y a la contundencia del inmobiliario Cristino Torio, gracias a la rebeldía y a la genialidad del fotógrafo Víctor Lax, gracias a la creatividad y al tono mesiánico del publicitario José María Roca de Viñals, gracias a la sencillez y al sentido del humor del Lama Thubten Wangchen, gracias a la mundología y a la capacidad de contar historias del camarero Juan Moll, gracias a los secretos de la comunicación del orador Nacho Téllez, gracias a la locura por perseguir retos imposibles de los deportistas Valentí Sanjuan e Ibon Zugasti, gracias a las pinceladas de los agentes genuinos Vicente Beltrán, Dani Rosales, Rosa Hierro, Antonio López, Olga Sala, Anna García, Gema Montero, Antonio Camacho y Nora García Donet y gracias, sobre todo, a esos cientos de inmobiliarios que bajaron por el Paseo de la Unión (el nombre del paseo lo clava) concentrados y deseosos de mejorar porque eran conscientes, eran plenamente conscientes, de que si ellos mejoran, el mundo que está a su alrededor mejorará. 

¡Gracias!  












   

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