viernes, 9 de octubre de 2015

LO PRIMERO, LOS CLIENTES

“Cuando se tiene el corazón lleno de un alto empeño, se acaba siempre por buscar los hombres capaces de ejecutarlo” 

José Ortega y Gasset


Mantengo relación y amistad con inmobiliarios de todas partes. En los últimos días he detectado algunos síntomas preocupantes respecto a la cooperación. No sé si debido a la recuperación del sector (aunque esto va por barrios), me han comentado colegas que están en MLSs de distintas ciudades (no daré ni nombres ni ciudades porque no quiero generar polémica, ya tenemos bastante con la pesadez política) que a algunos inmobiliarios les empieza a molestar compartir. Unos dicen, cóbrale a tu cliente y otros, 65% para el captador y 35% para el vendedor.

Y, entonces, me pregunto: ¿Realmente anteponemos los intereses de nuestros clientes? Dicho de otro modo, ¿ponemos los intereses de nuestros clientes por delante de los nuestros? ¿o lo hacemos a la inversa?

La vida de un agente inmobiliario es una larga carrera de fondo. La venta puntual de una vivienda o una mala racha no pueden condicionar jamás la visión a largo plazo. El nuestro es un oficio de personas. Y el agente exitoso no es el que más vende ni el que más dinero gana; el agente exitoso es el que logra la satisfacción y la recomendación de sus clientes. 

No encuentro una razón más motivadora que ésta para anteponer los intereses de mis clientes por delante de los míos. Y este es el motor y el motivo que me llevan a colaborar con agentes de Calafell. Porque es mejor para mis clientes. Porque mis clientes quieren la máxima difusión de su oferta. Porque mis clientes quieren escuchar todas las ofertas. Porque mis clientes quieren estar informados. Porque, al fin y al cabo, lo que quieren es que haga cosas que ellos solos no podrían hacer. Como cooperar. Y que esas cosas les lleven a vender antes y mejor.

De modo, que yo ofrezco a mis colegas locales el 50% de los honorarios de la operación cuando ellos aportan un comprador para la vivienda de alguno de mis clientes. Y, además, les doy las gracias porque me han ahorrado el 50% del trabajo y el 50% del tiempo. Y ese 50% del tiempo lo puedo dedicar a otros clientes que han confiado en mí algo tan preciado como la venta de su casa de Calafell.

Esta mañana he ido a ver cómo los alumnos de sexto de primaria de la escuela Santa Creu de Calafell participaban en unos talleres en la magnífica Ciutadella Ibèrica de Calafell. A mi hijo Guillem le ha tocado, con un grupo de compañeros, construir una pared con los mismos materiales y las mismas técnicas que utilizaban los íberos. Ha sido fascinante observar a los niños trabajando codo con codo para lograr su objetivo. Un ejemplo de cooperación 100%. ¡Chapeau! 


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