VAYA MARCHA.

Dos uñas moradas, un tobillo magullado y un dolor intenso en los cuadriceps, junto con una enorme satisfacción personal, son el resultado de mi participación en la Marxa del Garraf.

El día, bueno, la noche, empezó a las 3:30 madrugada. Cuando sonó el despertador y oí el ruido del viento empecé a pensar que me esperaba un infierno. Un desayuno forzoso y una ducha. A las 4:20 h. me fui con Ernest Soler (mi famoso compañero del ImmoBan Team) a buscar a Toni Duart y a Alessia Bertolino, nuestros inspiradores (torturadores) deportivos. A las 5:40 estábamos pasando un frío aterrador en la cola para tomar la salida desde Gavá entre los primeros y así evitar el embudo que se forma en el primer sendero para ascender a Campgràs (520 m. de altitud). Salimos a las 6:07 h. trotando, más por el frío que por la posición, y enfilamos por un sendero estrecho y rocoso, con un fuerte viento del Norte que ya no cesaría durante toda la prueba, hacia la cima. Espectacular la silueta de la montaña iluminada por los frontales de los marchadores. Amanecer en Campgràs (Km. 8,950). Precioso. Un donut, un trozo de plum cake y un poco de café y enfilo hacia la playa del Garraf en un descenso vertiginoso por un sendero que nos ofrecía una magnífica panorámica del Mediterráneo. En la playa de Garraf (Km. 16,370), segundo avituallamiento. Medio bocata de salchichón, un trago de vino y, aunque esté mal visto, debo confesar que me fumé un cigarrillo. Llené el bidón de té caliente con azúcar, tiré el cigarro y enfile (nunca mejor dicho porque el desnivel se las traía) hacia la collada de la Vallgrassa (Km. 22,780). Llego a la cima en buenas condiciones. Tercer avituallamiento. Picoteo unos frutos secos, unos trozos de naranja y una chocolatina y me armo de valor para afrontar la segunda parte de la marcha. Próximo objetivo Can Carxol (Km. 28,540). Cuarto avituallamiento. Llego un poco machacado, con un fuerte dolor en el cuadriceps izquierdo y con ese viento que esta quemando mis escasas energías. El bocata de butifarra no me entra. Lleno el bidón de agua, me tomo un gel y continuo adelante. Allá por el Km. 30 tengo una pequeña pájara, el famoso muro. Tomo un Ibuprofeno para el dolor del cuadriceps y me digo a mi mismo que el mundo esta hecho para los valientes, p'alante. Me obsesiono en coronar La Morella, el punto más alto de la carrera 593 m. de altitud y llegar al quinto avituallamiento, La Clota (Km. 36,580). Llego exhausto pero satisfecho. Repongo fuerzas y me lanzó hacia la parte final de la prueba. Mantengo un trote constante y estoy contento porque he pasado lo peor. En el sexto avituallamiento, La Sentiu (Km. 43,050) no me paro, solo pienso en terminar. A las 13,31 h. me planto, en buen estado, en la Plaza del Ayuntamiento de Gavá. Contento, satisfecho y orgulloso de la panzada de kilómetros que me acabo de meter entre pecho y espalda. Vaya mundo de locos. Luego dicen que es mejor el descanso que el trabajo. Que bien estoy hoy en ImmoBan, currando calentito.

Más info:

http://www.feec.org/Activitats/competicions_09.html#marx

http://www.umegava.org/comu/index/marxa_garraf.php

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PD: El sábado 7 de noviembre mi abuela Lola cumplió 97 años. Las piernas ligeras las heredé de ella y de mi padre. La cabeza la sigue teniendo despejada y brillante; las piernas las he puesto yo en su homenaje en la machacada del Garraf. ¡Felicitats iaia!