Por segundo año consecutivo he pasado un fin de semana con mi familia y mis amigos de "La peña del Neptuno" en el Hotel Les Oliveres de El Perelló (Tarragona). Veinticuatro adultos y diecinueve niños hemos invadido este pacífico lugar. Como siempre, compartimos risas, actividades del hotel, paseos, cervezas en el chiringuito de madera de una de las playas del lugar, bailoteo y, sobre todo, la alegría y los juegos de los incansables niños. Aparte del aumento, por el número cada vez mayor de personas que nos reunimos, y del fomento de la amistad; la estancia en Les Oliveres me fascina porque la ubicación del hotel en un entorno natural abrupto y salvaje permite que uno (que yo, vamos) pueda practicar una de sus aficiones favoritas: correr como un loco por la naturaleza.
La compañía de mis amigos me encanta pero, al mismo tiempo, y aunque pueda parecer contradictorio, también me encanta la soledad que consigo practicando running o leyendo o haciendo la siesta (tres de mis simples y primitivas aficiones). Como en otras ocasiones, salí a correr antes de amanecer mientras el resto de la troupe aún dormía. De este modo puedo aparecer a la hora del desayuno como si nada hubiera ocurrido. El sábado lo hice con mi compañero de ImmoBan y amigo, Ernest Soler y el domingo, debido a una lesión que impidió venir a Ernest, corrí sólo por los senderos y por las calas rocosas del lugar.
Justo por delante del hotel pasa el tramo L'Ametlla-L'Ampolla del fascinante GR-92, un tramo técnico que permite ir atravesando las diferentes calas (algunas casi vírgenes) y disfrutar de un entorno de una belleza, salvaje, espectacular. Un Mediterráneo distinto al tranquilo y sosegado que estoy acostumbrado a ver en Calafell. El Mar es un espacio abierto y una metáfora de la libertad. La libertad que mis amables amigos y mi comprensiva esposa me permiten gozar en su compañía o en la compañía de unas simples zapatillas de deporte.
Justo por delante del hotel pasa el tramo L'Ametlla-L'Ampolla del fascinante GR-92, un tramo técnico que permite ir atravesando las diferentes calas (algunas casi vírgenes) y disfrutar de un entorno de una belleza, salvaje, espectacular. Un Mediterráneo distinto al tranquilo y sosegado que estoy acostumbrado a ver en Calafell. El Mar es un espacio abierto y una metáfora de la libertad. La libertad que mis amables amigos y mi comprensiva esposa me permiten gozar en su compañía o en la compañía de unas simples zapatillas de deporte.
La libertad compartida es una de las grandezas de la amistad verdadera. Poder ir en grupo y al mismo tiempo que cada uno de los miembros pueda mantener su espacio de soledad (o su individualidad) es clave para que una empresa o una pareja o un grupo funcionen. Sueño con la próxima salida de La peña del Neptuno a cualquier lugar porque sé que con esta gente en cualquier lugar lo pasaré bien.
Sergi, ja veig que vau tornar a triomfar.... Veient les fotos i llegint-te, sento enveja sana... M'hagués encantat córrer al costat vostre per aquests camins. Miquel//
ResponderEliminarEs bonic sortir amb amics i familia un cap de setmana per fer coses noves. molt encertat.
ResponderEliminarAmic Miquel,
ResponderEliminarm'al.legra llegir-te aquí.
Quan vulguis reprenem la posada en forma per Calafell per estar preparats per la propera sortida de "La peña del Neptuno".
Sens dubte Miquel, és un d'aquells petits plaers que et carreguen les piles.
ResponderEliminar