Últimamente escucho mensajes catastróficos en algunos foros inmobiliarios. Mensajes que vienen a decir que la tecnología derrumbará o se cargará o hará desaparecer la profesión de agente inmobiliario.
Y tengo mis dudas. Aunque es cierto que el avance tecnológico es imparable, el oficio de agente inmobiliario tiene algo de artesanal que es difícil de sustituir. Es la artesanía de estar al lado de las personas en un momento tan decisivo, económica y emocionalmente, como es la compra o la venta de una vivienda.
Sí, claro, habrá PropTechs y robots; sin embargo el trato personalizado, el consejo, la solución de un problema o el calor humano son difíciles de sustituir.
El otro día lo hablaba en una larga conversación telefónica con Daniel Rosales, de Rosales Comprarcasa en Motril, Granada, uno de los panelistas de la conferencia-panel Solo los mejores inmobiliarios se adaptarán al futuro que dirigirá Cristino Torio, de Inmuebles y exclusivas en Valladolid, en el próximo #AIC18; como decía, el otro día hablaba con Dani que no podemos descuidar la tecnología pero que la gente de nuestros barrios, nuestros clientes, nos siguen llamando y nos siguen visitando cuando necesitan algo relacionado con la compra, con la venta o con el alquiler de una propiedad. No acuden a internet, acuden a su inmobiliario de confianza. Porque, tal vez, también habrá robots que nos traerán la comida a casa para que nos ahorremos trasladarnos al restaurante y tener que esperar a que nos sirvan, pero al restaurante no vamos solo por la comida, vamos por la comida y por ese camarero simpático y agradable que nos hace pasar un rato estupendo mientras comemos.
En fin, abracemos la tecnología sin dejar de abrazar al ser humano. O, como coincidimos en decir, Dani y yo, al final de nuestra conversación: No creemos que en el futuro del sector desaparezca el papel, el boli, la nota a mano ni el contacto humano.
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