jueves, 25 de agosto de 2016

ALTO RIESGO EMOCIONAL

"No se vive celebrando victorias, sino superando derrotas"

Che Guevara


V., una vecina, joven, de Calafell con la que siempre he mantenido una buena relación, me llama y me dice que quiere hablar conmigo. Quedamos en ImmoBan. Viene y me cuenta, con una entereza aplastante, que le han detectado un cáncer terminal, que le han dado entre seis y doce meses de vida y que quiere que le venda su piso para hacer esas cosas que siempre quiso hacer y nunca hizo, por falta de tiempo (maldito tiempo) o por falta de dinero (maldito dinero).

Mantengo el tipo, me siento en una ventana y pienso: La profesion de agente inmobiliario es una profesión de alto riesgo emocional. 

Aunque alguien pueda pensar que nuestro trabajo es vender pisos, nada más lejos de la realidad. El nuestro es un oficio de personas. A diario nos enfrentamos o nos encontramos con historias personales. Con historias alegres, con final feliz y con historias tristes, con final triste. Me he hecho mayor y me duelen las rodillas. Mis hijos ya no vienen, ¡Nos casamos! Vamos a tener otro hijo y el piso se nos queda pequeño. ¡Nos separamos! Me trasladan...

De modo que ser agente inmobiliario es ser participe de las historias de la gente. Y en las historias siempre hay emociones. Y, aunque sea difícil, nuestro oficio es poner racionalidad a las emociones de la gente.

No tengo muchas ganas de escribir. Voy a ayudar a V. a cumplir su deseo.