Uno de mis clientes me pide que hable con una amiga suya que quiere vender una casa en Calafell. Dice que él ya le ha dicho que me escuche, que soy muy buen vendedor (entiéndase asesor, deseo).
La llamo y me cuenta que desde hace seis meses está intentado vender la casa. Que la tienen dos agencias, sin exclusiva, of course; porque ella, ya me advierte, no quiere exclusivas. Le avanzo que solo trabajo en exclusiva y continúa la conversación. Insiste en que no quiere exclusivas. Ya veo que, de momento, no le hace mucho caso a su amigo. Pero, aún, no quiero insisitir porque antes quiero saber más cosas.
Me cuenta dónde está la casa y cómo es y le pregunto a qué precio la vende, ya que me dijo que ya estaba en venta. Dice que quiere 300.000 euros, pero que la puso en 340.000 por si se tiene que rebajar. Curioso, podría haber puesto 380.000 y querer 340.000, pienso. Aunque me lo callo, para no ofenderla.
Y entonces le pregunto cómo le está yendo la comercialización y me contesta que, durante estos seis meses, tuvo dos visitas al principio. Y chimpum.
¿Piensa que pudo haberse equivocado en la fijación del precio? ¿Piensa que las agencias al no tener un contrato de trabajo no se han esforzado lo suficiente? -le pregunto. Bueno, cuando propuse este precio y esta estrategia a las agencias nadie me contradijo -contesta. Claro, la entiendo, a veces necesitamos a un experto para que nos contradiga o, mejor dicho, para que nos diga la verdad, para que nos muestre a qué precio están las casas que van a competir con la nuestra, para que nos diga a qué precio se han vendido, últimamente, casas similares a la nuestra y para que nos ayude a fijar el precio de nuestra propiedad y para que desarrolle un plan de comercialización y un plan de información para que no estemos seis meses en ascuas. Posiblemente, estos son algunos de los motivos por los que su amigo le dijo que hablara conmigo. ¿No cree?
¿Puede venir, por favor, a ver mi casa y decirme lo que vale? -me pregunta. Por supuesto, estaré encantado de visitar su casa y de conocerle personalmente, de contarle cómo trabajo y las ventajas de la exclusiva, del compromiso y del trabajo en equipo. ¿Le parece bien mañana a las 11:00 h.?
¡Oh, sí! -responde.
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