miércoles, 22 de marzo de 2017

LO QUE NO SON CUENTAS SON CUENTOS

"Lo más importante es tener siempre un plan. Si no es el mejor plan, eso es al menos mejor que no tener ningún plan"

Sir John Monash


Leo en un grupo de inmobiliarios de Facebook una encuesta en la que preguntan si tener un blog inmobiliario es importante o no es importante. Pienso que ni una cosa ni la otra. Ni tenerlo es importante, ni no tenerlo, tampoco. Lo importante es que lo que hagas sea importante para el fin al que te diriges. Y lo importante es que lo que hagas lo hagas con pasión y perseverancia.

Desde 2008 escribo un blog inmobiliario, pero eso no es importante.

Lo importante es que solo trabajo en exclusiva y con recomendaciones y lo importante (como escuché en los prestigiosos cursos CRS) es que todo empieza antes. Con ello quiero decir que todo mi marketing está orientado a atraer a personas que quieren vender su piso o su casa de Calafell y uno de los caminos habituales por los que llegan a mi es el blog, porque un blog en el que escribas cosas "interesantes" (perdonen la inmodestia) con regularidad durante años, genera una confianza extraordinaria.

En lo que va de año he hablado con cincuenta personas que quieren vender. Once son clientes míos que repiten o me recomiendan a gente de su entorno, doce son referidos de profesionales de otras zonas, ocho son gente de mi círculo de influencia o de mi comunidad que solicita mis servicios o me ha recomendado a alguien de su entorno próximo, otros ocho llegaron a mi por el marketing corporativo de ImmoBan y once me vinieron a buscar por mi presencia en las redes sociales y por el blog. 

Esto sí que es importante, planificar y medir por dónde vienen tus clientes. Porque, como dice mi amigo, instructor CRS, Fernando García Erviti, lo que no son cuentas son cuentos :)

1 comentario:

  1. No puede ser de otra manera. Cualquier acción puede ser valiosa si la realizas con perseverancia, constancia... Hay dos caminos para hacerlo: mucha fuerza de voluntad o que sea algo que te guste hacer. La segunda es mucho más segura: la fuerza de voluntad no es inquebrantable.

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