sábado, 7 de julio de 2018

EL BUSCADOR DE VIRTUDES


Estamos haciendo obras en immoban, renovando nuestra tienda para que entre aire fresco, para ampliar nuestro equipo y para, con la tienda nueva, sentirnos más felices y para que nuestra felicidad contagie a nuestros clientes. 

Como immoban está patas arriba, podría estar cabreado por las molestias. En cambio, aprovecho la tarde del sábado para preparar (con antelación británica) el próximo evento inmobiliario de Calafell.

Ya tengo el tema del evento de #AIC19. En Calafell hemos hablado del cambio, de cómo decidimos, de la inteligencia colectiva, de creatividad, de pasión, de tecnología, de liderazgo y de aprender de los mejores. En 2019 hablaremos de... Aún no lo puedo desvelar.

Si que puedo desvelar que para inspirarme estoy leyendo al psicólogo y filósofo estadounidense e israelí Tal Ben-Shahar, quien se ha convertido en el gurú de la felicidad del siglo XXI. El éxito de este profesor nacido en Tel Aviv empezó en la prestigiosa Universidad de Harvard, donde el joven maestro se convirtió en todo un referente educativo impartiendo clases sobre felicidad. Con su psicología positiva, así le llaman ahora académicamente a la felicidad, Ben-Shahar ha atraído a 1.400 alumnos cada semestre. Una estratosférica cifra al alcance de unos pocos.

En su libro Practicar la felicidad, Ben-Shahar, dice, entre otras muchísimas cosas interesantes, algo que seguro que te hará pensar en ti y en personas de tu entorno:


"Nadie es inmune a los sentimientos de tristeza o de dolor. Pero hay personas que siempre parecen capaces de encontrar el lado bueno de cualquier situación: se alegran de sus logros así como de los ajenos, tienen la habilidad de transformar un contratiempo en una oportunidad y van por la vida con un aire de optimismo. Y están los otros, que siempre ven el vaso medio vacío, casi nunca encuentran motivo para alegrarse, parecen siempre insatisfechos y viven en una atmósfera de mórbido pesimismo.

El primer ejemplo es el arquetipo del buscador de virtudes: la persona que siempre encuentra el hueco en medio de la tormenta, que si encuentra limón hace limonada, que ve el lado bueno de las cosas, que no recela de lo bueno porque es demasiado bueno. El segundo arquetipo es el que Henry David Thoreau llamó el buscador de defectos, que “encuentra defectos hasta en el paraíso”. El buscador de defectos siempre encontrará motivos para ser infeliz, no importa cuáles sean las circunstancias.


Para el buscador de defectos, no hay éxito ni victoria que pueda traer una felicidad duradera; y el fracaso y la calamidad le confirman siempre su visión desoladora de la vida. En contraste, quien aprende a fijarse en lo positivo puede sacar ventaja tanto del éxito como del fracaso. Donde mira el buscador de virtudes, ve oportunidades para el crecimiento y la felicidad".

¡Ale! Voy a seguir oliendo a pintura en immoban. Más feliz que una perdiz :)

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