sábado, 26 de mayo de 2018

COMUNIDAD DE APRENDIZAJE

"Si facturas mucho pero no generas conocimiento, estás muerto. Somos una comunidad de aprendizaje. Ganas, si compartes"

Iban Solé


Las objeciones de los vendedores creo que son universales. ¡No quiero exclusivas! ¡No tengo prisa! ¡No lo quiero regalar! ¡No quiero carteles! ¡Mi casa es mejor! ¿Podemos hablar de los honorarios?

Tengo respuestas variadas a todos estos miedos y emociones que tienen las personas cuando deciden vender su casa. Aunque lo cierto es que las respuestas no son tan importantes, lo más importante es entender que es natural que no quieran equivocarse, que no quieran malvender, que piensen que su casa es mejor, porque lo nuestro siempre es mejor, que aún no confíen lo suficiente en el agente inmobiliario o que quieran negociar los honorarios.

En los últimos días he compartido en las redes sociales algunas respuestas creativas que utilizo para sorprender a los vendedores, para sacarles una sonrisa o para hacerles ver que, a menudo, sus objeciones no son beneficiosas para sus intereses. 

Ayer comentaba con el profesor en digital selling Iban Solé, durante un curso que hizo en Calafell, que una de las funciones principales del vendedor en la era digital es "educar" a los clientes y a la par compartir conocimiento tanto con los clientes como con la gente con la que compartes oficio. Por este motivo compartí en las redes algunas de mis respuestas a las objeciones de los vendedores y ahora las resumo de nuevo aquí:

- ¡No tengo prisa!
- Yo tampoco, usted dirá qué hacemos.

- ¿Podemos hablar de los honorarios?
- Hombre, me sabría mal subírselos.

- Mi hijo me ha dicho que no firme ninguna exclusiva.
- Mi padre también me dijo que no me hiciera inmobiliario.

- ¡Antes la quemo!
- Okis, pero antes de hacerlo avíseme, más que nada, para desalojar a los vecinos.

- ¡Mi casa es mejor!
- Ostras, pues tengo una mala noticia, las casas mejores al lado de casas peores, bajan de valor, y las casas peores al lado de casas mejores, suben de valor.

- Tengo una tasación.
- Pregúntele al tasador si se la compra al precio que la ha tasado.

- ¡No lo quiero regalar!
- Hombre, normal, a mí, cero euros, también me parece muy poco.


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